El Concepto es Regalo. Por eso creado y presentado para Regalar

Podemos confiar en la Biblia - Comunión entre Fe y Valores-4
Domingo 08 de Septiembre

              Seguridad y Verdad  (¿Quiénes, cómo y por qué escribieron la Biblia?)

 1.     Los “Hagiógrafos”, redactores de los libros de la Sagrada Escritura, aseguran que es el mismo Dios quien los llama, quien les revela lo que escriban, o que son ellos testigos oculares de acontecimientos divinos. Por ejemplo: El Apóstol Pedro se dirige a una Comunidad, diciendo claramente : “ Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su majestad. Pues cuando Jesús recibió honor y gloria de Dios Padre, la majestuosa Gloria (Dios mismo), hizo esta declaración: “Este es mi Hijo amado en quien me he complacido”; y nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo, cuando estábamos con Jesús en el monte santo”. (2Pe 1,16-18) Aquí, Pedro, se refiere a la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor, narrada en tres evangelios, por Marcos, Mateo y Lucas 9,28-36, de la cual él fue testigo presencial.

2.     Segundo: Todos los redactores de la Biblia expresan su temor de no fallar en ser fieles a lo revelado, manifestando incluso explícitamente, que habrá un severo castigo para quienes agreguen o quiten palabras a la revelación hecha por Dios. Esto queda claro en el libro del Apocalipsis, donde Juan cuenta que recibió los mensajes del propio Jesús, (Apocalipsis 1, 9-11), y que nada de lo revelado puede ser adulterado ni en lo más mínimo, pues habrá “un severo castigo” (Apocalipsis 22,18-19).

3.     Por otra parte, la mejor manera de confirmar que no mienten Pedro, Juan, ni los demás escritores y protagonistas de Biblia, es aplicando la lógica y el sentido común: nadie da su vida por algo falso que solamente le acarrea problemas, persecución o muerte, que fue el caso de Profetas y apóstoles. Excepto, claro, un loco. Pero este no es el caso de la Biblia, donde son más de un centenar los que tendrían que ser mentirosos descarados o esquizofrénicos, incluido Jesús de Nazaret.

4.     Un ejemplo de lo anterior es Saulo, (San Pablo), quien pertenecía a la élite rabínica judía, quienes gozaban de gran prestigio, privilegios y poder. ¿Tiene algún sentido que Pablo aparezca un día diciendo que Jesús, a quién detestaban él y sus amigos, se le apareció en persona camino a Damasco? ¿Más aun sabiendo todos que Jesús había muerto crucificado por ellos mismos? (Hechos 9, 1-9) ¿Puede tener alguna explicación lógica que Pablo perdiera todo lo que tenía para seguir una mentira inventada por él mismo? No. Solamente un trastornado podría hacer algo así. Y Pablo no era, ni antes ni después, un trastornado, pues lo demostró a lo largo de su vida y en sus cartas escritas, que dan cuenta de una persona perfectamente normal, equilibrada y bondadosa.

5.     El mismo Jesús, sin ir más lejos, al decir que era el Hijo de Dios, y decir que podía perdonar los pecados, sabía que los sacerdotes judíos acabarían matándolo. Por eso, por lo suicida que parece, los teólogos católicos y evangélicos coinciden en decir que con Jesús no hay medias tintas: o era un mentiroso y esquizofrénico, o era realmente el Hijo de Dios. (Mateo 16, 13-17).

6.     Otra razón para creer en las Sagradas Escrituras es que los distintos acontecimientos narrados a lo largo de la Biblia se van autentificando entre sí. Por ejemplo, el Profeta Isaías, 700 años antes de Cristo, anuncia a un Mesías, al Salvador, y habla de Él, describiendo algo demasiado parecido a una crucifixión. (Isaías, capítulo 53). Y, por otro lado, el propio Jesús demuestra ser el Mesías, y abala las escrituras, diciendo, por ejemplo, a quienes negaban la resurrección de los muertos: “Lo que pasa es que ustedes no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios”. (Mateo 22,29).

7.     Por último, la razón y la inteligencia humana han descubierto que los acontecimientos narrados en las Sagradas Escrituras son como piezas de un gran “rompecabezas”, que van construyendo una imagen y un discurso absolutamente coherente, que curiosamente da respuesta a las preguntas más fundamentales de la humanidad; por qué existimos, quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Y, como si esto fuera poco, y no por casualidad, la Sagrada Escritura satisface nuestros anhelos más profundos de Justicia, Felicidad, Amor, Libertad, Fraternidad, Belleza y Eternidad.

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              Recomendación:

 Altamente nutritiva la lectura de los versículos bíblicos citados, y ojalá leer con nuestros hijos, en el “Catecismo de la Iglesia Católica”, las páginas 38 y 39 tituladas: “La transmisión de la Revelación Divina”.Ideal poder escuchar la charla en YouTube: “Las evidencias de la Biblia pte.1- Armando Alducin”.

                                                                          

              Esperando que este artículo haya sido un aporte en el camino de saber en qué creemos y porqué creemos, les saluda fraternalmente, Guido Pallavicini Z. / Catequista.